Cada año, 23.000 mujeres mueren en Latinoamérica debido a complicaciones asociadas con el embarazo, parto o puerperio. Este indicador de calidad de la salud materna está relacionado con factores tales como pobreza, limitación de la autonomía de las mujeres, fomento al matrimonio prematuro, corta edad al momento del primer parto, pobre acceso geográfico a los establecimientos de salud, y escaso uso de los servicios obstétricos. Por lo tanto; representa no solamente un indicador de la pobre situación sanitaria en la región, sino de las condiciones de inequidad y del limitado desarrollo humano.
En Latinoamérica, la primera experiencia de implementación de Casas de Espera fue reportada por el Ministerio de Salud de Nicaragua, en Estelí en 1.985, a partir de la iniciativa de un grupo de enfermeras nacionales y extranjeras. El objetivo primario fue preparar física y mentalmente a las gestantes en las técnicas para el parto psicoprofiláctico. A partir de 1.993, se convierte en un Albergue Materno, como estrategia de intervención tendiente a la reducción de la mortalidad materna, dando prioridad a las mujeres gestantes del área rural como grupo de mayor riesgo.
En el Perú, a partir de 1.997, la implementación de las Casas Maternas de Espera (Mama Wasi) viene representando una estrategia importante para mejorar el acceso a los servicios de salud materna en el ámbito rural andino y reducir la mortalidad materna y perinatal. En el Departamento del Cusco y en la Provincia de Quispicanchi, el Distrito de Quiquijana con una población total de 10.447 habitantes y bajos indicadores de salud materno-infantiles, reportó que durante el año 2.003, el 32% de todos los partos ocurridos fueron institucionalmente atendidos (69 de 219); además, se reportó la ocurrencia de una muerte materna y 10 muertes perinatales. El año 2.005 se inició la implementación de la Casa Materna de Espera en Quiquijana. Dos años después, el 87% de los partos fueron institucionalmente atendidos (257 de 296); además, se reportaron 20 muertes perinatales y ninguna muerte materna. En el 2,008 se reportó la muerte de 17 perinatos. Future Generations, a través de una subvención de Supervivencia Infantil de USAID, el Proyecto NEXOS y con la colaboración de la Universidad de Emory, llevó a cabo un estudio en el área del proyecto (Provincias de Quispicanchi, Acomayo, Canas, Canchis y Chumbivilcas) para determinar las percepciones de las mujeres usuarias de las Casas Maternas de Espera y los retos que esta estrategia enfrenta. De él, se concluye que a pesar de las mejoras en el acceso a la atención materna, existe evidencia de serios problemas en la sostenibilidad de la estrategia. Aunque la implementación y funcionamiento de las Casas Maternas de Espera está regulada por el Ministerio de Salud (R.M. 674-2006/MINSA), los costos de operación (equipos, muebles, combustible, alimentos, suministros para las mujeres usuarias) y mantenimiento no están cubiertos en los presupuestos del sector. Además, existen importantes barreras socioculturales para la aceptación de la estrategia y una percepción negativa de la mujer rural acerca de la calidad de los servicios de salud del MINSA.
Intervenciones para hacer frente a estos obstáculos y una estrecha supervisión de la estrategia son necesarias para garantizar la sostenibilidad y la continuación de la reducción de la mortalidad materna y perinatal.
En Latinoamérica, la primera experiencia de implementación de Casas de Espera fue reportada por el Ministerio de Salud de Nicaragua, en Estelí en 1.985, a partir de la iniciativa de un grupo de enfermeras nacionales y extranjeras. El objetivo primario fue preparar física y mentalmente a las gestantes en las técnicas para el parto psicoprofiláctico. A partir de 1.993, se convierte en un Albergue Materno, como estrategia de intervención tendiente a la reducción de la mortalidad materna, dando prioridad a las mujeres gestantes del área rural como grupo de mayor riesgo.
En el Perú, a partir de 1.997, la implementación de las Casas Maternas de Espera (Mama Wasi) viene representando una estrategia importante para mejorar el acceso a los servicios de salud materna en el ámbito rural andino y reducir la mortalidad materna y perinatal. En el Departamento del Cusco y en la Provincia de Quispicanchi, el Distrito de Quiquijana con una población total de 10.447 habitantes y bajos indicadores de salud materno-infantiles, reportó que durante el año 2.003, el 32% de todos los partos ocurridos fueron institucionalmente atendidos (69 de 219); además, se reportó la ocurrencia de una muerte materna y 10 muertes perinatales. El año 2.005 se inició la implementación de la Casa Materna de Espera en Quiquijana. Dos años después, el 87% de los partos fueron institucionalmente atendidos (257 de 296); además, se reportaron 20 muertes perinatales y ninguna muerte materna. En el 2,008 se reportó la muerte de 17 perinatos. Future Generations, a través de una subvención de Supervivencia Infantil de USAID, el Proyecto NEXOS y con la colaboración de la Universidad de Emory, llevó a cabo un estudio en el área del proyecto (Provincias de Quispicanchi, Acomayo, Canas, Canchis y Chumbivilcas) para determinar las percepciones de las mujeres usuarias de las Casas Maternas de Espera y los retos que esta estrategia enfrenta. De él, se concluye que a pesar de las mejoras en el acceso a la atención materna, existe evidencia de serios problemas en la sostenibilidad de la estrategia. Aunque la implementación y funcionamiento de las Casas Maternas de Espera está regulada por el Ministerio de Salud (R.M. 674-2006/MINSA), los costos de operación (equipos, muebles, combustible, alimentos, suministros para las mujeres usuarias) y mantenimiento no están cubiertos en los presupuestos del sector. Además, existen importantes barreras socioculturales para la aceptación de la estrategia y una percepción negativa de la mujer rural acerca de la calidad de los servicios de salud del MINSA.
Intervenciones para hacer frente a estos obstáculos y una estrecha supervisión de la estrategia son necesarias para garantizar la sostenibilidad y la continuación de la reducción de la mortalidad materna y perinatal.