
Existe una leyenda india norteamericana sobre un ave que vuela siempre hacia atrás porque no está interesada en lo que viene, sólo en lo que ha dejado; y resulta que también las personas viven de esa forma, atadas al lastre de lo que pudo ser y no fue; paralizadas porque lo que viene es siempre desconocido, inseguro y al mismo tiempo indefectible. Resulta aterrorizante cruzar un puente angosto sin barandas sin saber que nos espera en la otra orilla, por eso es que lo nuevo siempre es conquistado por los que se atreven primero (so riesgo de morir en el intento).
Y el mundo da vueltas tan rápidamente que ni nos damos cuenta que el héroe que rescatamos de una muerte absurda y que pensamos vivo y anhelante, se ha quedado en la mañana adormilado entre las sábanas de esta realidad injusta y cínica que juramos destruir con nuestras propias manos. Es que la fuerza de los puños no es suficiente para atravesar la cotidianeidad, es que las responsabilidades son sensatas y las promesas no.
Y a pesar de todo, hemos fundado nuestros propios mundos en este otro que está gastado y roto. Hemos soñado con días mejores, con niños inquietos y sanos, con vitrinas llenas de pasiones y ánimos nuevos, con la justicia que los fusiles no disparan. Pero ese sueño hoy día es imprescindible porque nuestros hijos crecen también rápido y lo que hoy día respiran no es precisamente libertad.
Y el mundo da vueltas tan rápidamente que ni nos damos cuenta que el héroe que rescatamos de una muerte absurda y que pensamos vivo y anhelante, se ha quedado en la mañana adormilado entre las sábanas de esta realidad injusta y cínica que juramos destruir con nuestras propias manos. Es que la fuerza de los puños no es suficiente para atravesar la cotidianeidad, es que las responsabilidades son sensatas y las promesas no.
Y a pesar de todo, hemos fundado nuestros propios mundos en este otro que está gastado y roto. Hemos soñado con días mejores, con niños inquietos y sanos, con vitrinas llenas de pasiones y ánimos nuevos, con la justicia que los fusiles no disparan. Pero ese sueño hoy día es imprescindible porque nuestros hijos crecen también rápido y lo que hoy día respiran no es precisamente libertad.